Andrés Toxeiro, experto en rastreo con perros en entornos naturales

Andrés Toxeiro

Primer premio del Campeonato de España de rastreo y mejor montero nacional

Fue Director de los Institutos de Cariño y Cedeira

“A mi entender, el rastreo humano en España se puede mejorar notalmente, salvando así muchas vidas”

(Publicado no semanario La Voz de Ortigueira o 7.02.2020)

Profesor, ganadero de alta montaña, productor forestal y gran aficionado a la caza mayor, Andrés Toxeiro Fraguela, nació en Montoxo y vive en Céltigos, está considerado como la persona con más experiencia de España en ejercicios de rastreo genérico-táctico en entornos naturales, con miles de horas de rodaje montuno y muchísimas botas gastadas. Al pié de la sierra da  Capelada, de muy niño ya rastreaba las vacas mostrencas que por las noches dañaban los cultivos, analizaba los indicios de los sujetos que cortaban las alambradas y seguía las huellas de los lugareños que habían alterado el riego de las praderías.

Rastreando con su perro Blood Hound,
muy utilizado en USA 

Avezado y apasionado, pues, del rastreo visual y también de los ejercicios de pisteo con perros atraillados, tanto en la modalidad cinegética como en la de humanos. Fue campeón de España de rastreo y premio especial al mejor montero nacional, y es autor de varios libros y numerosos trabajos divulgativos sobre análisis de indicios en medios rurales, además ha elaborado el borrador del reglamento para los concursos de rastro organizados por la Federación Española de Caza. Impulsor de la traílla selectiva en el Norte Peninsular y experto en engaños tácticos, que, tal y como apunta la revista Galicia Cinegética, se ha adentrado en los enclaves más enmarañados e inaccesibles de las sierras norteñas.

Fue ponente en diversas acciones formativas dirigidas a operativos de búsqueda de humanos, llegando a impartir varios cursos en la Academia Galega de Seguridade Pública, donde instruyó a guardias civiles, policías, etc. Domina las técnicas de equitación para realizar exploraciones a caballo, así como la conducción 4x4 con vehículos todoterreno. Indiscutiblemente, se trata de un hombre de monte con mucho bagaje, de un perfil polivalente poco nada habitual en nuestro país, con el que hemos hablado sobre las distintas aplicaciones del rastreo, haciendo especial hincapié en un tema tan preocupante para la sociedad como es la desaparición de personas en zonas muy boscosas.

Con su Pastor Belga Malindis,
muy utilizado por la policía española 

-¿En qué consiste el llamado rastreo genérico-táctico? 

-Pues básicamente en detectar, analizar y, en su caso, pistear cualquier indicio de presencia o movimiento que se encuentre en un entorno natural, independientemente que quién lo haya causado: una persona, un animal, un vehículo o incluso algo inanimado. Todo ello realizado con el método más primitivo, el visual, que en muchas ocasiones se combina con el trabajo olfativo de perros atraillados en los casos de rastreo humano. Es decir, se trata de una metodología integral en la que no se conciben especialidades.

-Además de en la búsqueda de personas desaparecidas en el monte, ¿tiene esta técnica otras aplicaciones relevantes? 

-Pues sí, muestra mucha utilidad en casos de furtivismo, en investigación de incendios, en diversas acciones policiales, en la elaboración de censos de animales e incluso como ejercicio de ocio para todos aquéllos aficionados a visitar zonas de montaña. Y, por supuesto, en diferentes actividades cinegéticas.

-¿Se utiliza mucho en España este tipo de rastreo?

-No, muy poco. Hoy en día en nuestro país existe una “incultura” sorprendente en relación al rastreo visual, incluso se nota una cierta incredulidad en cuanto a sus beneficios, sobre todo en el ámbito relacionado con el rastreo humano. En Estados Unidos, por ejemplo, todos los miembros de los equipos de rescate dominan más o menos este método, así como los guías caninos, al margen del grupo de élite (shadow wolves) que forma parte del Ejército. Obviamente, este recelo se traduce en una carencia formativa que, sin duda, provoca una clara limitación en los dispositivos de búsqueda de personas, sea cual sea el objetivo de la acción. 

-Centrémonos entonces en la búsqueda de personas desaparecidas, ya que día sí y día también vemos en los medios un nuevo caso. ¿Cuál es para ti en mejor sistema para encontrar lo más rápidamente posible a una persona desparecida en un entorno natural?

-A mi juicio depende del caso y de las circunstancias; aquí habría mucho que matizar. Si se conoce el último punto de avistamiento y suponiendo que la que la víctima permanece oculta en la espesura del bosque, lo más eficaz sería la utilización de un binomio de rastreo, es decir, un equipo formado por un guía canino y un perro atraillado, realizando un trabajo de seguimiento huella a huella. Si esto no funciona, entonces entrarían en acción los perros de venteo, el operativo de búsqueda a pié, el grupo de voluntarios (muy importante en determinados contextos), etc. 

Observando un ternero atacado
por el lobo

-Pero estamos viendo casos donde dichos métodos no están dando los resultados deseables, y hay víctimas que aparecen de manera casual después de mucho tiempo transcurrido, y algunas nunca aparecen. ¿Qué está fallando?

-Yo creo que más que hablar de fallos hay que hablar de limitaciones. Por un lado, los binomios de rastreo están presentando una gran limitación funcional con respecto al tiempo transcurrido desde la desaparición. Por otro, en los dispositivos de búsqueda a pié, incluido el aquí el voluntariado, falta gente de monte habituada a moverse en enclaves de mucho matorral y, al mismo tiempo, ducha en la detección y análisis de indicios, gente con una visión objetiva sobre la capacidad de ocultación que presentan nuestros montes. Y es verdad: los perros detectores y de venteo sí que son más eficaces, pero tan sólo en ciertas circunstancias. 

Toxeiro sube cada día a la Capelada,
a vigilar su ganado

-Y tú que practicas el rastreo humano con perros (incluso con bloodhound, una raza muy utilizada en Estados Unidos), el cinegético y el visual desde tu niñez, ¿crees que es posible superar esas limitaciones y mejorar el sistema en aras de salvar vidas? 

-Estoy convencido de que sí se pueden salvar vidas implementando un plan de mejora del sistema de búsquedas, que implicaría diversas acciones: formación de rastreo visual de todos los efectivos oficiales, adiestramiento de los perros adaptado a los casos reales (aprovechando la plasticidad funcional que poseen), implicación de los cazadores, instrucciones exprés para el voluntariado (incluso sobre seguridad), etc. Además convendría incluir canes del grupo 6 (sabuesos), que a mi juicio se adaptan mejor al pisteo huella a huella, presentan más perseverancia y mejor resolución en las faltas, y, en definitiva, mucha más eficacia.

-¿Es posible que el rastreo humano alcance el nivel del cinegético en cuanto a eficiencia?

-Eso sería lo ideal, pero por desgracia pensar así es una auténtica utopía. Las dos acciones son idénticas, al fin y al cabo se trata de seguir el marcaje olfativo de dos seres vivos que se mueven por el monte, pero por cuestiones relacionadas con la motivación del perro y con las características de las partículas odoríferas de lo humanos, jamás se va a dar esa igualación. Se cuenta que es Estados Unidos hay unidades caninas que pistean personas después de trascurridos varios días, con más facilidad incluso que si se tratase de una pieza de caza. Si eso es cierto, entonces aquí se muere mucha gente por falta de esos medios; me cuesta caro creer que alcancen ese grado de efectividad. De todas formas, repito: a mi entender, el rastreo humano en España se puede mejorar notablemente, salvando así muchas vidas. 

-¿Qué opinas de aplicación de componentes tecnológicos, como cámaras termográficas, drones…?

-En muchas ocasiones la sinergia de métodos redunda en beneficio de la eficacia, y todo se basa en saber cuáles son los más adecuados para cada caso y circunstancia. En síntesis, que para la mí la tecnología es necesaria y, por tanto, opino que debe utilizarse, pero siempre y cuando no sustituya a las técnicas más primitivas, como el rastreo visual, que considero imprescindible. 

-¿Pero es posible rastrear paso a paso y de manera visual a una persona?

-Hay que reconocer que en muchos casos el pisteo directo es imposible de llevar a cabo, pero entonces se puede realizar un rastreo por descarte, instintivo, especulativo..., y una eficaz búsqueda de indicios. Pensar que muchas víctimas aparecen gracias al hallazgo de una prenda u objeto, y eso no es sino un ejercicio de rastreo visual; se trata, pues, de perfeccionarlo para detectar señales más difíciles de avistar. Además, cuanto más espesa sea la maleza, más fácil será de practicar esta técnica.

-Últimamente, las asociaciones de familiares de las víctimas están reivindicando más medios, ¿en qué parte del operativo crees que se debería centrar esa demanda? 

-Yo, que sigo todos los casos que presentan en España, considero que el problema no está en el equipo investigador, sino en el de búsqueda, siempre que hablemos en el contexto de las desapariciones en el campo. Lo voy a exponer de manera muy clara: veo buenos investigadores, interesantes manuales y protocolos, preparativos, estatutos…, pero no veo una buena dirección táctica, ni un grupo de efectivos que se interne en los puntos más inextricables con los medios y experiencia necesarios. Yo soy de los que pienso que el monte, en estos casos, hay que tratarlo con cierta tosquedad o rudeza; la elegancia no casa bien con la eficacia.

-Tú nunca has querido formar parte de ningún equipo de rescate, limitándote a colaboraciones muy puntuales. ¿Cuál es entonces tu objetivo, tu pretensión? 

-Pues sencillamente poner los conocimientos empíricos de la gente de monte a disposición de los Equipos de Emergencias y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, ayudando así a resolver diversos casos. Yo pienso que la clave de la mejora radica en la formación de los equipos, no en la participación de una persona concreta. Por otra parte, implicar a cazadores, ganaderos… en los operativos de búsqueda de personas en medios rurales, atendiendo a lo establecido en el protocolo publicado recientemente por el Centro Nacional de Desaparecidos. Sé que últimamente están siendo llamados, junto con montañeros, para ayudar en casos puntuales, pero esa llamada debiera de generalizarse. 

-Estamos hablando de “ayudar” a los equipos de búsqueda, por lo que se supone que tu pretensión será fácil de conseguir, ¿no?

-No es tan fácil, hay mucho ego, mucha autocomplacencia… que impiden la implementación de interesantes innovaciones. Nuestra visión objetiva de los medios naturales (me refiero a la gente de monte) nos hace ver las cosas desde otra perspectiva diferente, que de manera inexorable genera una clara disensión, de ahí los varapalos y desencuentros que llevo acumulados. Por ejemplo, nosotros no somos capaces de entender como casi todos efectivos llevan unas voluminosas mochilas a cuestas, estorbo que salta a la vista, como otros calzan tenis y lucen una camisa de manga corta, o como la mayoría buscan asestando bastonazos a la maleza, destrozando posibles indicios de entrada en la misma. Después la prensa apostilla que se ha realizado un rastreo minucioso, comentario que nos sorprende sobremanera.

En cuanto a la participación de los cazadores, ya he lanzado la idea a la Federación Gallega de Caza de crear grupos por comarcas para que sean activados cuando surja un caso de desaparición en el monte, con el plan de llevar a cabo una acción formativa sobre rastreo visual que complemente los conocimientos y el bagaje que ya poseen. 

-Tengo entendido que en Ortegal se encuentran los mejores rastreadores de caza mayor de España, que conocen la zona como la palma de sus manos, ¿cómo es que no participaron en las últimas búsquedas llevadas a cabo en la comarca?, ¿tú has colaborado?

-No lo sé, pero deberían haber participado en grupo, y por ahí va la idea que le he presentado a FGC, para que así sean activados oficialmente si es necesario. A mí me han llamado para realizar, en solitario, un trabajo concreto relacionado con la búsqueda de Yago de la Puente en dos puntos determinados de Cerdido, eso a posteriori de las batidas llevadas a cabo en el pasado mes de octubre. 

-Y por último, ¿el rastreo, sobre todo de personas y animales, no debería enseñarse en las escuelas?

-Sin duda. Creo que es un tema que debería formar parte del currículo de alguna asignatura, como por ejemplo Ciencias de la Naturaleza. Los niños deberían saber diferenciar la huella de un perro de la de un lobo, la de un jabalí de la de un ternero de ganadería en extensivo… También a operar con las proporciones biométricas de los humanos, relacionando la estatura con la longitud del pié o del paso…, así como conocer las unidades de medida del calzado, etc., etc. Además, no nos olvidemos que estamos hablamos de un acción que desarrolla enormemente la capacidad de observación y de análisis de quién la práctica. En todo caso se puede plantear como una actividad extraescolar o complementaria, y de hecho ya se está programando en algún instituto de la comarca dentro del Proxecto Intercentros.

FOTOS

1 Rastreando con su perro Blood Hound, muy utilizado en USA 

2 Andrés con su Pastor Belga Malindis, muy utilizado por la policía española 

3 Toxeiro sube cada día a la Capelada, a vigilar su ganado

4 Observando un ternero atacado por un lobo

Publicaciones de Andrés:

• A caza do xabarín en Galicia(Ir Indo, 1995) 
• Memorias de Viriato (Ir Indo, 2001).Desde a vellez, o xabaril Viriato, a protagonista deste conto (si, a protagonista porque en realidade é unha femia e non un macho), escribe as súas memorias para nos relatar as súas aventuras. A historia que nos conta podería ser a de calquera animal salvaxe. Por unha banda, ten que manter unha loita constante contra o seu peor inimigo, o home, para poder sobrevivir e, pola outra, a súa vida e os seus sentimentos son semellantes aos de calquera ser humano.
• Pichi Pedramea(Imprenta Cedeira, 2005)

Texto: Luly Dopico

Fotos: Cedidas