Siendo muy joven el autor se enrola en los grandes veleros de finas líneas y ampuloso velamen Galatea y Juan Sebastián Elcano. En 2002, La Voz de Ortigueira recoge algunas crónicas navales que merecieron la atención de los lectores.
Prueba de mar de una embarcación construída por Alberto Vera |
El primer libro, Naves Celtas es una reflexión en torno a las primeras embarcaciones recubiertas con piel de bueyes, la portada e ilustraciones que presenta son de su hija Sara Vera y de la recordada artesana Ana Rosa García del Burgo; la traducción y el prólogo es de Lela Castro y la contraportada de Tiago González Arís. El libro consta de 100 páginas, que tratan temas como la propulsión alternativa, carta embarcación de quilla furada. “Navegar es necesario”, que es el título del prólogo que le pedí a mi gran amigo,
Entre otras cosas dice: «En Naves Celtas se hace una cuidadosa descripción de los métodos utilizados por el autor, los múltiples problemas y la manera de resolverlos. Nada se escapa al planteamiento, desde el diseño del casco, medidas, estabilidad y dinámica. No en vano es un hombre de mar que sabe de lo que habla».
Alberto Vera paseando por Penavide (Devesos) |
El otro libro, Leyenda del Galatea y una colisión en el mar sin nombre, es un canto dedicado a esas criaturas espléndidas que vinieron al mundo para ser amadas (Conrad). Son 171 páginas que no dejan indiferentes a los lectores. Como dice Margarita Gómez Terán: «Alberto, tu virtud es el ejemplo que plasma un solo verso. El amor consecuente con lo infinito del Mar, transparente como el alba que nos ofrece el nuevo día. Así es su palabra escrita».
Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela… siga usted.
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Publicado no semanario La Voz de Ortigueira o .02.2021
Texto: Luli Dopico
Foto de Alberto Vera: Marcial Tenreiro Bermúdez
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