venres, 3 de novembro de 2017

ALINE RIOLA MUÍÑOS Una joven ortigueiresa solidaria

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En Marruecos en Begaa,
colaborando con la asociación África Origen


ALINE RIOLA MUIÑOS.
Una joven ortigueiresa solidaria, sensible y comprometida con el voluntariado social

Hija de emigrantes, nace en Suiza hace 29 años. Aline es una joven como un torrente de maravillosas palabras a la que no es necesario preguntarle nada. Se ve tan feliz con su trabajo, que nos contagia su ilusión… Ella nos cuenta.

Con nueve años su familia viene a vivir a Ortigueira, entra en 4º curso con don Eduardo y 5º y 6º con Marisa, guardando buenos recuerdos del Colegio y del Instituto, donde cursa el bachillerato. Seguidamente marcha a Coruña, donde estudia la carrera de Educación Social entrando en contacto con la oenegé Ecodesarrollo Gaia.  Después de hacer un máster de Migraciones Internacionales, efectuó las prácticas en el Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de Comisiones Obreras, donde conoció a muchos senegaleses, que acudían al CITE para regularizar su situación. Desde hace tres años trabaja en ASPROMOR como Educadora Social.
    ¿Qué trabajo haces en Aspromor?
Soy la encargada del invernadero, plantamos legumbres y hortalizas para autoconsumo, pero queremos retomar la venta de planta para jardinería y que la Asociación ‘florezca’ de nuevo. Son gente que se lo merece. También ayudo en los talleres y actividades de ocio.
— Hablemos de tus vacaciones…
En Jaipur (India) en la escuela Shrestha 
— Durante el mes de agosto, desde hace tres años, las dedico al voluntariado. El primer año me fui a Marruecos, al desierto de Begaa, con la oenegé África Origen, para enseñar inglés y francés y coordinar actividades lúdicas para niños y mujeres bereberes. Viví con una familia que su único capital era un burro. Dormíamos al aire libre, bajo un manto de estrellas. El sol redondo y enorme. Los insectos preciosos. Buscaba internet por las lomas para contactar con mi familia. Calor insoportable, lavabas la ropa y la secabas en el cuerpo. Aprendí muchísimo, no tenían nada y daban todo su afecto. Volvería mañana mismo. Fue una experiencia al límite,  maravillosa.

En Senegal, en el barrio de Yoff- tonghor
en la Escuela Coruña de Ecodesarrollo Gaia
    ¿Y el segundo año?
— Me fui a Jaipur, la capital del estado indio de Rajastán, por allí me desplazaba en tuc tuc (o rickshaw) hasta los ‘sekur’ (un recinto con cabañas de madera y latón) para impartir clases de inglés y español a los niños en la escuela Shrestha, gestionada por el maestro y su mujer. Me encontré con un niño bailarín y le enseñé la muiñeira. Son educados, atentos, quieren aprenderlo todo.

    ¿Y el tercer año?

— Rumbo a Senegal. Tenía muchas ganas de ir. Como hice las prácticas con emigrantes senegaleses quería vivir sus tradiciones y costumbres de cerca. Estuve en el barrio  Yoff—tongor, un pueblo de pescadores, concretamente en el barrio donde está la escuela ‘Coruña’, cuya Directora hace años vino a Ortigueira, a conocer las escuelas indianas, para promover lo mismo en su país. O sea, que los emigrantes que están aquí, si pueden, inviertan en su país, sobretodo en educación.  Allí di clases de adultos, iniciación al castellano. Eran universitarios (chicos y chicas) que hacen de traductores de médicos y dentistas españoles que también van voluntarios. Las colas para recibir asistencia gratuita son enormes. Dábamos clases de conversación, con debates interesantísimos. Hablábamos de todo, terrorismo, religión, leímos el periódico… no comprendían como el Islam, siendo una religión de Paz, en su nombre se cometieran los atentados de Barcelona.

— ¿Que es la conexión celta Ortigueira-Dakar…? Ríe Aline y nos muestra la foto.

Ortigueira-Dakar. Pegatina con el logodel Festival Celta
en el cayuco de Elh Silou Ndaye: 
—Llevaba en mi bolso una pegatina del Festival Celta y andaba buscando un lugar emblemático donde ponerla… en cuanto vi el cayuco, el último día de mi estancia allí,  no lo pensé más. Pregunté si podía ponerla para hacer la  foto y mi sorpresa fue que el dueño me dijo que la dejara de recuerdo, que le gustaba mucho y allí se quedó haciendo publicidad de nuestro festival.
—Cuéntanos más cosas de Senegal.
Son gente buenísima, muy inteligentes, lo captan todo al momento. Viven a caballo entre la tradición y la modernidad, están abriendo puertas con precaución. Allí hay de todo, buenos hoteles, preciosas playas y tienen la virtud de compartir.
—Tres recuerdos impactantes de tus viajes.
De Marruecos, una larga cremallera enroscada que era el estropajo de fregar. De la India, que todos quisieran sacar una foto con nosotros, incluso me dieron un bebé para que le tocara. Nos admiraban y a mí no me gustaba eso. Y del Senegal, que a las ovejas les dan de comer pienso mezclado con cartón picadito. Dicen que para hacerlas más fuertes.
     ¿Volverás?
     Siempre que pueda. Me encanta el choque multicultural. Recargo pilas para todo el año.
     ¿Qué dice tu madre?
     A veces se asusta, tiene miedo de que me pase algo, pero también sonríe porque me ve feliz haciendo las maletas…

Aline, muchacha alegre y valiente, cuyos viajes solidarios son por cuenta propia, sólo me queda hacerte la reverencia y darte las gracias por tu compromiso con los más necesitados. Deseo de todo corazón que seas un espejo en el cual se miren muchos jóvenes y ojalá sigan tu camino y nos reconcilien con un mundo que anda un tanto disparatado.

Entrevista realizada por  Luly Dopico.

Publicada no semanario La Voz de Ortigueira, 27 outubro 2017.


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