xoves, 23 de novembro de 2023

"ESCUCHARÉ TU VOZ DICIENDO QUE YA ES PRIMAVERA", el nuevo libro de Obdulia Dopico en homenaje a su sobrino el poeta Luis Dopico, presentado en la Biblioteca de Ortigueira


De izq. a dcha.: Carmen Penín, Mª Cruz Sabio, Manuel López Foxo,
Obdulia Dopico (
Luli, la autora), la concelleira de Cultura de Ortigueira, Ana Cartelle
y José Álvarez Díaz 
Alvaria (Foto: Álvaro F. Polo)

El pasado día 24 de octubre se presentó en la Biblioteca Municipal de Ortigueira Escucharé tu voz diciendo que ya es primavera, el nuevo libro de nuestra amiga Luli, la escritora Obdulia Dopico. Con esta obra la autora trata de hacer las paces con el suicidio de su sobrino, el poeta y ensayista viveirés Luis Dopico Geada, que firmaba sus poemas de juventud como Luis da Ponte, y que, como consecuencia de una enfermedad mental sobrellevada con esfuerzo y sufrimiento durante muchos años, decidió poner fin a su vida el pasado mes de febrero.

El poeta y ensayista
Luis Dopico Geada (1967-2023),
Luis da Ponte

El pequeño volumen, que está a disposición del público en la Biblioteca Municipal, y también se puede encontrar a la venta en las librerías de Ortigueira, además de un homenaje, es una obra cargada de sinceridad, de duelo y de cariño. El libro oscila entre los recuerdos luminosos y los días de sombra, las preguntas sin respuesta y las emociones contenidas que empiezan a ser liberadas, siguiendo la agitación doliente de un pensamiento que no para de acordarse y de contar, de correr y de recorrer, de intentar comprender, a su manera, lo que ha sucedido, y que al hacerlo se va desahogando en voz alta, de una forma que también es curativa para el lector, quien no sólo descubre, así, al inquieto intelectual talentosísimo que era Luis Dopico, ni el lugar inmenso que dejó, a la vez, imborrable y vacío, en la vida y en el corazón de su tía Luli, sino que, de su mano, tiene las puertas abiertas a su alma, en uno de los libros más hermosos que se han escrito sobre el suicidio, el peso de las enfermedades mentales y la fuerza radiante y luminosa de la vida. Esa fuerza, por paradójico que parezca, impregna toda la lectura porque, pese a todo, es eso lo que permanece con más intensidad en el recuerdo de quienes, como Luis, estuvieron sanos y felices, rebosantes de ganas de vivir, hasta que una dolencia mental los rompe y los transforma, a su pesar, y a pesar de todos, en verdaderas víctimas: víctimas exahustas de la parte de sí mismos más agotada por el sufrimiento y la desesperación.

Cubierta del libro de Luli


Para el poeta y ensayista ortigueirés Manuel López Foxo, que prologa la obra, este es sin duda el mejor libro de Luli, que por sí mismo valdría para hacerla trascender, sin contar aún con el resto de su obra, a un lugar propio en la literatura no sólo de nuestra tierra, sino de todo aquel que pasa por la tierra. "Que nadie vuelva a decir de Luli que es una escritora local", pidió en la presentación: "a partir de este libro, Luli es una autora universal". En su prólogo en gallego, además, escribió que “en este estremecedor relato” la autora dialoga con Luis “con una entrega humana, una comprensión, una verdad y una delicadeza que pocas veces está presente en la literatura. Y lo hace, además, con una belleza admirable. El resultado es un libro que nos descubre a una magnífica escritora, el mármol que Luli siempre llevó dentro de sí, y que sólo precisaba que sus manos de escultora de la palabra encontrasen ese momento de la vida que lleva a un escritor o a una escritora a transformar un texto en una obra de arte”. En ese sentido, asegura, “este es el libro de Obdulia Dopico que llevaba esperando desde hace treina años. Estoy seguro de que con esta obra superó a Lo que no tiene nombre, [un libro de idéntica temática] de [la autora colombiana] Piedad Bonnet. ¿Qué más se puede decir?”.

Durante el acto, que fue arropado por la concelleira de Cultura, Sanidad y Educación de Ortigueira, Ana Cartelle, y presentado por la también antigua concelleira de Cultura de Ortigueira, Mª Cruz Sabio, el público pudo comprobar el inmenso talento literario que tuvo Luis Dopico, de quien varios autores de la comarca, como Carmen Penín, Alvaria o la propia Cruz Sabio leyeron algunos de sus poemas más emocionantes, con imágenes e ideas llenas de lirismo e intuición musical, empapadas de la sensibilidad, la atrevida inteligencia y la agudísima capacidad de observación que dejó Luis en tantos de sus escritos.

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TextoJosé Álvarez Díaz 

Foto 1: Presentación del libro en la Biblioteca Municipal de Ortigueira, el pasado 24 de octubre, con distintos amigos poetas y escritores que acompañaron a Luli y recitaron poemas de Luis. De izquierda a derecha: Carmen Penín, Mª Cruz Sabio, Manuel López Foxo, Obdulia Dopico (Luli, la autora), la concelleira de Cultura de Ortigueira, Ana Cartelle, y José Álvarez Díaz Alvaria. Autor: Álvaro F. Polo.

Foto 2: El poeta y ensayista Luis Dopico Geada (1967-2023), Luis da Ponte, protagonista de “el libro que nunca quisiera haber necesitado escribir, porque eso significaría que Luis seguiría con nosotros”, como subraya siempre Luli.



martes, 21 de novembro de 2023

Hablando de Charo Suárez con Teté

 

Teté con Charo: tan iguales, tan distintas
(Foto A. F. Polo)





Pronto será el aniversario de nuestra querida Charo y me viene a la memoria el homenaje que le hicimos en vida el 4 de agosto de 2018, del que no se consideraba merecedora. Pero sí lo era y ahí está el dossier que lo acredita.

Charo y Teté se llevaban once meses y eran diferentes en todo. No andaban juntas, cada una tenía sus amigas. A Charo le encantaba hablar con las niñas mayores y con su padre. A Teté le divertía la calle, saltar a la cuerda, jugar al escondite, al jardín encantado, al foco en la gasolinera de Prieto, a la rueda… A Charo había que echarla de casa para que saliera, lo de ella era escribir y dibujar. Ya poetizaba de pequeña, redactaba la vida tal cual era, si iba al mercado o a la feria, si visitaba alguna exposición, si leía tal libro. De todo dejaba constancia por escrito. Teté jugaba desde la mañana hasta la noche, escapaba a menudo de casa. Charo se quedaba leyendo y escribiendo. Teté era amiga de todas las niñas del pueblo, las de Prieto, las de Bouza, las de Franco… Las amigas de Charo fueron Margarita de la Campa y María Luisa Cebreiro. 

Las dos hermanas,
arte, gracia y salero a raudales

Vivian en la carretera. Fueron a la escuela de Párvulos con doña Carmen Blanco, en la plaza de Los Ángeles. Luego pasaron a la Academia. Recuerda Teté a los profesores: Don Jesús de Latín, don Tomás Moar, don Alfonso, don Ramón Bouza, el Vista de Aduanas y doña Carmen Fontela. Una etapa muy fructífera y con mucha vida en Santa Marta. Nada que ver con la actualidad.

Cuando murió la madre de Tulita Pita, que hacía un papel en la obra de teatro y tuvo que guardar luto, Serafín, el de la tienda del Cantón, fue hablar con nuestro padre para que yo —dice Teté— hiciera el papel de doncella, porque a mis once años era muy alta. Y fui al ensayo. Sólo tenía que acercarme a Charo la Vasca y decirle: «Señorita Matilde, arriba está el señorito Antonio». Y lo dije al revés. Se rieron tanto que llegué a casa y le dije a papá que no trabajaba más. Y dijo Charo: «Pues lo hago yo». Y ahí empezó su afición al Teatro y ya no paró. Le encantaba actuar y lo hacía de maravilla.

Nuestra madre, Rosario Díaz Gómez, que hizo la carrera de Música en el Conservatorio, en Madrid, le enseñó a tocar el piano. Charo tocaba todos los días al anochecer y lo hacía muy bien. Recuerdo que iba en moto a tocar a San Claudio, a la novena. El cura de San Claudio venía algunas veces a comer a nuestra casa y luego Charo lo llevaba en la moto hasta su casa. Era un espectáculo verlos salir. El sacerdote con la sotana remangada, el paraguas en la mano y la teja metida hasta las orejas y Charo 

La elegancia,
su señal de identidad

fungada… ríe Teté al recordarlo.

La poesía era innata en Charo.

Teté me recita con lágrimas en los ojos una que dice así:

Camiñando amodiño, sen virar nin miga a testa

escoitaba arroubada dende o camiño, aquela cantiga de xesta.

Traíame a voz o vento, sen saber de onde a onde

pero chea de sentimento cantáballe a un amore perdido

noutro tempo e lugare,

           dementes que o dono tiña moitas ganas de chorare.


Agora cantaba baixo e logo moi amodiño

e a meirande parte das veces cantaba con gran cariño.

Ben sei que aquel que cantaba, aquela bela canción

había tempo que estaba enfermo do corazón.

 Teté Suárez en su casa
del Cantón, en Ortigueira
(Foto A. F. Polo)
Seguir, seguiu camiñando dereitiño pra o labor

e a cada paso que daba, ía escoitando máis lonxe

aquela fermosa canción.

Doy fe que Teté es una gran lectora de poesías y que las aprende de memoria. Sobre su mesilla de noche está el libro Las mejores poesías de la lengua castellana, y nunca duerme sin darle un repaso. 

Seguimos charlando, rememorando historia cuando cae la tarde en el Cantón en este otoño bendito. Pronto será Santos y luego el San Martiño, y recordaremos que Charo se nos fue en noviembre y que empezó a llover en Couzadoiro justo cuando la lápida sellaba su tumba.

Queda pendiente recoger su obra poética, tan dispersa entre libros, cajones y publicaciones en La Voz de Ortigueira.


TextoLuli Dopico


Esta entrevista foi publicada o venres, 3.11.23, no semanario La Voz de Ortigueira